Nuestro cuerpo el contenedor físico de nuestra esencia, emociones y pensamientos, a través de él canalizamos toda la energía sutil que transmite nuestro sistema energético, siendo el elemento tridimensional (3D) que conecta el cielo con la tierra, la tierra con el cielo.
Percibiéndolo de esta manera, el cuerpo se merece que lo alimentemos con nutrientes puros, mensajes claros, pensamientos positivos, emociones de luz y energías conscientes.
Se merece atención y amor del bueno.
Si nos ponemos a pensar, el cuerpo es de lo primero que abandonamos en el transitar de nuestra experiencia de vida, creemos que es infalible, que puede aguantar de todo, que siempre va a responder, que siempre va a estar ahí. Esta vibración es parte de nuestra sombra que no nos deja ver más allá a la hora de tomar decisiones y/o acciones al respecto. Siempre poniendo excusas, abandonándolo y soltando todo lo relacionado con su cuidado.
Y luego nos preguntamos ¿por qué? nos enfermamos.
La realidad es que más allá de querer bajar de peso para tener una buena figura, más allá de querer curar al cuerpo cuando ya es tarde, más allá de querer encontrar una solución mágica… lo importante es escuchar a nuestro cuerpo, tomar acción y empezar a darle lo que necesita para mantenerlo sano.
Estés donde estés y en el momento que estés, es un buen momento para iluminar tu cuerpo.
Somos el alma, somos la mente, somos las emociones, somos el cuerpo.
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