Mi lado más amable es aquel que siempre responde con una sonrisa, el de mirada noble y sincera que se comunica con fervor, el que cuida y equilibra su bienestar, así como el de su familia, el que se mantiene activo y piensa de manera consciente antes de actuar.
Mi lado más amable es de esencia masculina, con una mezcla sutil y poderosa de energía femenina, es el lado que se permite llorar, el que es detallista, al que le gusta meditar, fluir, crear y compartir tanto consigo mismo, como con los demás. También es el que empieza todos los días con energía, el que toma decisiones y acciona sin tener miedo de hacerlo, el que no duda, el lado que procesa y se mantiene enfocado en el presente siendo paciente y viviendo en armonía.
Mi lado más amable no siempre fue así, debo de confesarlo, durante muchos años mi lado fue la suma de varias caretas con un sinfín de facetas que por un lado se iban descamando y por otro se iban reformando, según lo que veía, recibía o me indicaba la sociedad. Fue una época extraña, con un sentimiento de gloria y de éxito egocentrista que al final se convirtió en un espectro de deseos banales y lesiones emocionales que generaron que mi lado amable sufriera las consecuencias. Para ese entonces, no estaba consciente de que en mi ya existía esa fuerza sutil que con determinación, acción e integración me permitiría abrir los ojos a un mundo nuevo lleno de esplendor y de libertad.
Durante esos años, si tal cual lo lees, muchos años, me llegué a sentir solo, aunque estuviese acompañado, por más que hiciera siempre me hacía falta algo, me estresaba por todo, mi grado de tolerancia y aceptación eran prácticamente nula, todo tenía que ser perfecto, bajo mis reglas. Si no era de esa manera entonces sentía que no estaba bajo mi control, lo que me generaba un vacío aterrador.
Hoy le doy gracias a mi lado amable que supo y encontró la manera de superar la experiencia del masculino patriarcal, del ser perdido y desequilibrado, aquel que me dejo muchas enseñanzas de mi propia sombra.
¿Cómo sucedió?
Todo comenzó con una simple y profunda decisión de transformar mi esencia a través de la práctica diaria, equilibrio y conexión con la consciencia universal. A partir de ese momento me comprometí a sanar y hacer las paces conmigo mismo, lo que me llevo a perdonar, aceptando todo lo que había sido hasta ese entonces.
Una vez que reencontré mi frecuencia elemental ya nada fue igual, algo en mi despertó para crear una realidad totalmente extraordinaria.
Hoy, mientras reflexiono y escribo este blog, mi lado más amable está sonriente y feliz.
Y tú ¿ya sabes cuál es tu lado amable?
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